En el marco de la Semana Santa de Barbastro, la Cofradía de La Merced destaca por una iconografía única y su profunda simbología. Entre ellos, por ejemplo, los romanos y su característico golpe de las lanzas en las calles del Entremuro, un sonido que marca el paso de los soldados y genera una atmósfera cargada de suspense y expectativa. Este particular eco culmina en el momento más esperado: cuando el romano golpea la puerta de la iglesia de las Madres Capuchinas, dando inicio a la procesión del Prendimiento.
Con el sonido de tambores y bombos de su sección de instrumentos, la salida desde el convento de las Capuchinas ofrece un marco incomparable, definido por la belleza del patio y los árboles. “Es la salida ideal para nosotros y, sin duda, una de las escenas más espectaculares de nuestra Semana Santa,” asegura Carlos Galicia, vicepresidente de la cofradía. El año pasado, La Merced incorporó una novedad que fue la lectura inicial, realizada a la luz de las candelas y tomada del evangelio de san Juan, de la oración que Jesús hace justo hace antes de ser prendido. Este año se repetirá diez minutos antes de la salid, con el reparto de candelas a los asistentes.
Fundada por exconvictos, cautivos y familiares afectados por la guerra civil, la Cofradía de La Merced encarna un mensaje profundo que se refleja en sus dos pasos: el Prendimiento de Jesús y Nuestro Padre Jesús Cautivo. Este último, en particular, puede simbolizar tanto los orígenes de la cofradía como los cautiverios modernos que afectan a la sociedad: redes sociales, adicciones y situaciones de abuso. “Las procesiones son una catequesis en la calle y en ellas todos podemos vernos reflejados,” explica Galicia.
La salida del Prendimiento, una representación majestuosa con ramas de olivo y arreglos florales que atraviesa la puerta estrecha del convento hacia las calles de Barbastro, y del Cautivo supondrá también el estreno de sus faldones bordados, que completan las mejoras realizadas en las peanas estos últimos años. La procesión tiene paradas significativas, como la oración en la Plaza Aragón, antes de culminar en la Catedral.