A las 12 de mediodía, las campanas de la Catedral de Barbastro han tocado a difunto por la muerte del papa Francisco, ocurrida a las 7.35 de la mañana. Las diócesis aragonesas han expresado su profundo dolor por el fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, pastor universal y testigo incansable del Evangelio en nuestro tiempo».
En un breve comunicado, muestran su agradecimiento «a Dios por el don de su vida y por su fecundo ministerio al frente de la Iglesia, marcado por una inquebrantable entrega a los más pobres, una palabra profética en favor de la paz y la justicia, y una mirada siempre misericordiosa hacia todos. Su testimonio de sencillez, cercanía y esperanza permanecerá como faro luminoso en el camino sinodal que vivimos».
La nota continúa encomendándose «al Señor Resucitado, confiando en que el Papa Francisco ha sido recibido en la casa del Padre con las palabras: “Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25,21). Unidos al Santo Pueblo fiel de Dios en todo el mundo, pedimos por el eterno descanso de su alma y renovamos nuestro compromiso de seguir construyendo una Iglesia pobre para los pobres, como él soñó».
El obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo, ha conocido la noticia al finalizar la eucaristía que ha presidido en la ermita de la Alegría de Monzón. «Cuando uno ya se hace cargo de la noticia, lo primero que te viene al corazón es gratitud al Señor, por la vida de esta persona tan singular, tan significativa, no solo para la Iglesia, sino también para nuestra diócesis y también para mi persona. Él me nombró obispo. Siempre me daba palabras de esperanza y me animaba a seguir para seguir en esta tarea sinodal», ha señalado.
Don Ángel ha evocado su última entrevista con el Santo Padre, en octubre pasado, y ha destacado «esa implicación que él ha tenido también con nosotros y nosotros agradecemos. Y sin duda yo creo que el papa Francisco se caracteriza por ser el papa de los gestos y especialmente de la ternura».