Los Alabarderos del Santo Sepulcro de Belver de Cinca: más de 400 años de devoción y tradición

Esta procesión es el corazón de la Semana Santa en Belver de Cinca y un momento de gran emotividad para la cofradía y el pueblo, muy implicado en su tradición

Uno de los emblemas más característicos de la Semana Santa en la parte oriental de la provincia de Huesca son los Alabarderos del Santo Sepulcro de Belver de Cinca, una cofradía que ha mantenido viva su tradición durante más de cuatro siglos. Fundada hace más de 400 años, esta cofradía surgió con un doble propósito: acompañar al Santo Cristo en el Santo Entierro del Viernes Santo y llevar a cabo labores sociales en el pueblo. Entre estas tareas destacaban la atención a enfermos, la limpieza del cementerio, el auxilio a los necesitados y la asistencia en entierros. “Siempre ha estado profundamente arraigada en la comunidad, a pesar de las dificultades que ha enfrentado a lo largo del tiempo,” explica Miguel Ángel Montagud, presidente de esta histórica cofradía

La cofradía ha atravesado momentos complicados, como en la Guerra de la Independencia, cuando los franceses se llevaron todo el equipo en 1809, o durante la Guerra Civil, en la que se perdió su archivo. Sin embargo, gracias al empeño de los vecinos, especialmente en los años 70, logró revitalizarse con la creación de nuevos trajes y el fortalecimiento de sus tradiciones.

Los alabarderos, aunque a menudo confundidos con romanos, tienen su propia identidad histórica. Inspirados en un cuerpo de infantería de los Tercios de Flandes, su arma distintiva, la alabarda, marcó la tradición. “Se dice que si escoltaban a los reyes, también podían escoltar al rey de reyes en la procesión del Viernes Santo,” explica Montagud, que recuerda que el diseño de los trajes actuales se realizó basándose en descripciones antiguas y tradiciones orales.

El papel principal de los Alabarderos se materializa en el Santo Entierro del Viernes Santo, cuando escoltan al Santo Sepulcro. Esta procesión es el corazón de la Semana Santa en Belver de Cinca y un momento de gran emotividad para la cofradía y el pueblo. Al sonido de las lanzas chocando contra el suelo y cambiando de ritmo si la ocasión lo requiere, se suma el sonido del Miserere, interpretado por hombres, y de la Pasión, que cantan mujeres.

La longevidad de los alabarderos del Santo Sepulcro es un testimonio de la fuerza de las tradiciones y el compromiso de una comunidad que, generación tras generación, ha preservado y enriquecido su patrimonio espiritual y cultural.

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